Cuán importantes son esas páginas que presentan nuestra obra. Una invitación a acompañar las páginas que darán al lector una nueva perspectiva
En la aventura de escribir un libro, cada etapa tiene un maravilloso encanto. Es ir creando parte por parte la totalidad de nuestra obra, aquella que quizás por mucho tiempo estuvo guardada en nuestros pensamientos, pero que cada vez está más cerca de ser tangible.
Escribir un libro se hace en solitario, pero no en soledad. ¿Qué significa esto? El proceso creativo amerita una introspección donde afloramos todo aquello que es nuestro deseo tener en el libro, lo que nos fijamos como estructura del manuscrito. Aunque es individual, son muchas las personas que nos acompañan, una especie de guía que brinda todo su profesionalismo y entrega para lograr el producto final.
Cuando nos aproximamos a esas últimas páginas, aparece una figura clave: el prologuista. Es aquella persona ideal para dar a los lectores ese abrebocas sobre nuestro libro. Su carácter es introductorio con sabor a invitación, son líneas que presenta lo que leerán a continuación. Así que escoger un buen prologuista, es realmente importante. Se dice que un buen prologo potencia la lectoría, un mal prologo puede desmotivar la intención.
Entonces, ¿cómo escogemos a nuestro prologuista? Te comparto algunas claves:
- Entusiasmo y confianza: la persona que seleccionemos debe conocernos personalmente y esté en conciencia de lo que significa el libro para nosotros. Eso transmitirá el entusiasmo con el que hemos desarrollado el manuscrito.
- Conocedor del tema: esto es fundamental, el prologuista requerirá tener conocimiento y manejo sobre el tema que abordamos en el libro. Con esto brindará su aporte sobre lo representativo que es la lectura que se aproximarán a hacer para obtener una nueva mirada sobre el tema.
- Fluidez para expresarse: no necesitas un autor consagrado, periodista o Doctor en Letras. Lo que sí es importante es que la persona pueda plasmar sus ideas de manera fluida. Se le puede acompañar en el proceso de darle forma y, aprovecha el equipo que te acompaña, para pulir los detalles.
- ¡Alguien representativo! Una pregunta frecuente es si es necesario ubicar una personalidad como prologuista, yo diría alguien representativo, que maneje el tema y que te conozca.
Esas finas páginas que le dan la bienvenida al lector de nuestro libro tienen un sentido mesurado y proporcional, con cuidado a no excederse en exaltaciones de índole personal hacia el autor. Recuerda el propósito: ¡el prólogo es la invitación a leer lo que sigue!
Haz una lista de las personas que pueden ser esa figura, comparte con la que te resulte más cercana el borrador de tu manuscrito y conversen al respecto, transmítele tu energía y la ilusión que tienes con el libro. Esto es una relación de confianza, si quien escogiste te manifiesta que no podrá hacerlo, ¡no te agobies! Revisa la lista con esas dos o tres opciones en las que pensaste, revisa quién conoce sobre tus motivaciones y se conecta contigo a través del conocimiento.
Como todo, ¡no lo dejes para última hora! Enamórate de su esencia tanto como de tu libro, ¡qué ilusión esas primeras páginas de algo que por tanto tiempo soñaste!
En nuestras asesorías personalizadas, una de las metas es ayudarte a escoger el prologuista para tu libro. Aquí te contamos más sobre todo lo que puedes lograr con asesoría.
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